Dices que me conoces...
y mis ojos son de un color ajeno.
Dices que me conoces...
y mis caricias no saben a tus besos.
Dices que me conoces...
y mis palabras son gritos en tus silencios.
Dices que me conoces...
y no recitan tus manos los versos de mi boca.
Dices que me conoces...
y el viento de mi aliento aún no despeinó tus cabellos.
Dices todo lo que dices!
y no sabes lo que es del cielo,
lo que fuiste sembrando en mi suelo.
Dices, que me conoces...
y no conoces, todo lo que yo te quiero.
Miguel E. García Salguero/Errante Peregrino.
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